No hay duda que Enrique Chiu, artista plástico mexicano, es un ejemplo de emprendimiento contemporáneo de las artes funcionales, ya que posee una gran visión y compromiso social, pues sus ideas y proyectos van orientados a la acción concreta para mejorar la calidad humana por una convivencia superior.
Además, poseedor de un dinamismo extraordinario en su desempeño profesional, acaba de realizar una obra magistral al cambiar el rostro del muro fronterizo que divide las ciudades de Tijuana (México) y San Diego (EE.UU.) que tiene 2 mil metros de extensión por seis de altura. Para lo cual ha convocado a varios artistas, jóvenes voluntarios, familias y hasta niños escolares de ambos países.
Es una proeza que nos gusta y alegra, por tanto y en nombre de la Comunidad Mundial de Motivadores Voluntarios de las Artes (MVA) le extendemos nuestras felicitaciones y los mejores deseos para que continúe con sus obras de bien social, cultural y educativo, poniendo en primera línea las propiedades, los valores y las aplicaciones de las artes.
Movilización para pintar con amor y hermandad
Todos colaboran en la gran obra desde los más pequeños hasta los mayores.
Perspectiva del muro y el cambio de su rostro.
Acción colectiva con cientos de participantes voluntarios y artistas de la pintura
